El pasado jueves, 13 de septiembre, el diario La Rioja publicaba una pequeña reseña en su contraportada, en la sección "Viaje con nosotros", con el título: "Al otro lado de los "resorts". En estas pocas líneas el periodista Ernesto Pascual recoge las impresiones de Anabel Jiménez, arnedana recien llegada de su voluntariado en el Hogar santa Mónica de Fortaleza.
Les recibieron en el aeropuerto de la turística Fortaleza con globos y confetis. Pero no eran seguidores de un artista famoso ni asistentes de un hotel de los de 'todo pagado': eran los monitores y niñas del Hogar de Acogida Santa Mónica, que coordina en Brasil el agustino recoleto arnedano José Alberto Moreno para salvarlas de la violencia y la prostitución.
Para que los arnedanos conozcan a quiénes destinan sus esfuerzos y ayuda, Moreno les invitó a que acudan en verano a trabajar al Hogar. Ya el año pasado aceptaron Cristina Mena y Marisol Castillo. Y durante tres semanas de este agosto Marisol ha repetido junto a su compañera en el Grupo de Apoyo a Fortaleza Anabel Jiménez. Y ambas con sus hijos: Basi de 17 años y Paula de 16. «Es mucho más gratificante que un viaje turístico», sonríe Anabel tras la impactante experiencia.
Desde el primer día, los cuatro arnedanos se involucraron en el trabajo en el Hogar, que acoge a veintitrés niñas: clases de apoyo -Basi de inglés y Paula de castellano-, preparar el día a día, la dureza de encontrar y atender a una niña de la que abusa su padre... «Las queríamos antes de conocerlas y ahora son como hijas y hermanas», valora.
También tuvieron días para conocer las playas, los lujosos hoteles y edificios de Fortaleza, sus centros comerciales... los grandes contrastes con las favelas y barrios acorralados por prostíbulos, inseguridad y violencia que tuvieron más cerca. «Hemos vuelto con la certeza de que hacemos lo correcto y que vamos a seguir trabajando para ayudarles y acoger más niñas con más recursos», compromete Anabel.
