ALEGRÍA Y MUCHA MAGIA EN EL CIRCO

El viernes pasado las niñas del Hogar Santa Mónica tuvieron la suerte de ganar unas entradas para el “Circo Tihany Espetacular”. Nuestro amigo y colaborador Rafael trabaja como socorrista en el circo y consiguió las entradas para las niñas y para los educadores.

El Circo fue realmente algo mágico. Hubo muchos números encantadores, pero lo mejor fue la mirada de alegría de nuestras niñas. La sonrisa estampada en sus caras no tenía precio.

Ninguna de ellas había ido al circo antes y tampoco ninguno de los educadores había visto un circo de tanta calidad.

Dos “kombis” y el “Moranguinho” (nombres de las furgonetas y del coche de Graziene) salieron del Hogar santa Mónica ansiosos y alegres rumbo a “Iguatemi”, centro comercial dónde está ubicado el Circo.

Nada más llegar nos sorprendió la elegancia, que pronto se transformó en estupor cuando quisimos comprar agua y refrescos: ¡qué precios!. Como siempre, los brasileños dan su famoso “jeitinho” para resolver los problemas. Así que Valeria y Danilo se aventuraron a salir del circo con una mochila en las espaldas para traer de fuera agua para todos. Gracias a los dos por salvar los obstáculos.

El espectáculo empezó con danzas, malabaristas y  un payaso muy divertido. Como no podría faltar, había también un mago, que nos dejó a todos de boca abierta. Además de hacer desaparecer una mujer en el palco, hizo surgir de la nada, delante de nuestras narices, un helicóptero. ¡Impresionante! Lucelio todavía no se cree lo que vio. Había también unas niñas contorsionistas que se doblaban tanto que  parecían  no tener huesos. Nuestras niñas menores pasaron todo el tiempo preguntando si las acrobacias eran hechas por gente de verdad.

Una lástima que no pudimos fotografiar mucha cosa. Cuando  Luiza intentó sacar fotos, inmediatamente, una de las funcionarias se aproximó y nos dijo: “si sigues fotografiando, el seguranza irá quedarse con la máquina hasta el final del espectáculo”. Así que no pudimos sacar nada más que dos fotos. 

Después de dos horas de espectáculo, todos salimos del mundo de la fantasía  y volvimos a nuestras realidades, llevando con nosotros la magia encantadora del circo y la alegría y belleza del amor de Dios, que se manifiesta a través de aquellas personas que dedican sus vidas al arte circense para encantar niños y adultos.

Gracias a Dios por habernos dado  la oportunidad de participar de un momento inolvidable. Seguro que nuestras niñas y adolescentes rescataron un día más de su infancia robada por la crueldad de sus historias.